El aumento de las temperaturas globales y la creciente frecuencia de desastres naturales han incrementado la presión para que empresas de todos los sectores actúen de manera más responsable con el medio ambiente. En la hotelería, el desafío no es menor: se estima que el sector es responsable de alrededor del 1% de la huella de carbono global. Aun así, la industria ha demostrado disposición para reducir su impacto ambiental y sus emisiones —y con buenas razones para ello, señala Assa Abloy.
Además de mitigar los efectos del cambio climático, las metas ambientales ambiciosas pueden mejorar la experiencia del huésped y generar ahorros significativos. Grandes cadenas ya se han adherido a la iniciativa Science Based Targets y han establecido compromisos como alcanzar la neutralidad de carbono para 2050. Para los hoteles que aún inician este camino, entender de dónde provienen las emisiones y cómo implementar cambios puede ser decisivo para el éxito.
Las emisiones de gases de efecto invernadero en los hoteles se clasifican en tres alcances:
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- Alcance 1: emisiones directas, como el uso de gas natural, vehículos propios o fugas en sistemas de aire acondicionado.
- Alcance 2: emisiones indirectas relacionadas con el consumo de energía eléctrica o térmica.
- Alcance 3: emisiones indirectas generadas por la cadena de valor —incluyen desde viajes corporativos, residuos y proveedores hasta la distribución de insumos.
En hotelería, el Alcance 3 representa cerca del 89% de las emisiones totales, lo que lo convierte en uno de los mayores desafíos. La complejidad de las cadenas de suministro, la dificultad para controlar el comportamiento de los huéspedes y la escasez de datos confiables dificultan aún más el avance en este frente.
¿Qué significa ser Net Zero?
Alcanzar el net zero significa equilibrar las emisiones generadas con aquellas compensadas o capturadas. Para los hoteles, esto exige repensar desde la operación hasta las relaciones con proveedores, con el objetivo de eliminar o neutralizar todas las emisiones de carbono.
Cada vez más conscientes, los viajeros modernos buscan establecimientos alineados con sus valores. Cerca de dos tercios afirman preferir hoteles con metas ambientales claras, y más del 85% de los huéspedes eco-friendly estarían dispuestos a pagar más por estancias sostenibles. Esto representa una oportunidad estratégica para atraer a un público fiel, dispuesto a gastar más y dejar buenas reseñas.
Prácticas sostenibles como la eficiencia energética, la reducción de desperdicios y el uso racional del agua pueden generar ahorros de hasta un 30%, según la Sustainable Hospitality Alliance. Además, adherirse a prácticas de bajo carbono ayuda a garantizar el cumplimiento de normativas ambientales cada vez más estrictas.
Se estima que los hoteles generan cerca de 363 millones de toneladas de CO₂ al año. Adoptar metas de carbono neutral puede reducir drásticamente este impacto, ayudando a preservar recursos hídricos, bosques y ecosistemas enteros.
¿Por dónde empezar?
Calcular la huella de carbono es el primer paso. Cerca del 90% de las emisiones provienen del Alcance 3, por lo que contar con consultorías y herramientas especializadas es clave para un diagnóstico preciso.
Revisar la cadena de suministro, cambiar criterios de compras priorizando proveedores locales, transparentes y comprometidos con la sostenibilidad, también es una forma de transformar este escenario. Además, es importante adoptar iniciativas como:
- Realizar auditorías energéticas: identificar cuellos de botella e ineficiencias permite establecer metas realistas. En algunos casos, vale considerar fuentes renovables como paneles solares o sistemas geotérmicos.
- Analizar el uso del agua: medir el consumo por área ayuda a implantar soluciones específicas —desde reductores de caudal hasta el aprovechamiento de agua de lluvia.
- Evaluar la gestión de residuos: mapear el volumen generado, reducir desperdicios (como los alimentarios) y asociarse con cooperativas y centros de compostaje son buenas prácticas.
Más que una respuesta a la presión ambiental, buscar el net zero representa una forma de fortalecer la rentabilidad y la reputación de los hoteles. La sostenibilidad dejó de ser un diferencial para convertirse en un nuevo estándar de calidad. Para las empresas que adopten este movimiento con seriedad, los beneficios van mucho más allá de la preservación ambiental. Incluyen la fidelización de huéspedes, la reducción de costos y una ventaja competitiva real.