Dos años después del inicio del cerco legal a Airbnb y otras plataformas de short-term rental, Nueva York sigue sin avances en la crisis habitacional. Según un reportaje de The Wall Street Journal, el escenario es completamente opuesto y, actualmente, alquilar un apartamento en la ciudad es una misión cada vez más complicada.
En julio, la tasa de vacancia de los inmuebles residenciales en Manhattan cayó al 2,45%, cerca de los mínimos históricos. Al mismo tiempo, el alquiler medio alcanzó los US$ 4.700 mensuales, récord para la región. En entrevista con el diario, Jonathan Miller, CEO de la consultora Miller Samuel, afirmó que la ley “anti-Airbnb” no parece tener un impacto sustancial en lo que respecta a la accesibilidad de los alquileres en Nueva York.
Actualmente, el volumen de propiedades disponibles en plataformas de short-term rental se redujo a unas 3 mil. Aun así, los precios y los índices de vacancia muestran que Airbnb no es el único factor que presiona el mercado. La alta demanda y la escasez de terrenos para nuevas construcciones también representan obstáculos relevantes.
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Para mitigar el déficit, la alcaldía lanzó en 2022 un programa que convierte hoteles desactivados y edificios económicos en viviendas para personas en situación de vulnerabilidad. Al menos 10 proyectos están en proceso de retrofit con ese objetivo.
La falta de espacio también inspiró una propuesta de expansión artificial de la isla de Manhattan. La idea, presentada por un economista de la Rutgers University, prevé la creación de una nueva área equivalente al 12% del territorio actual. De concretarse, el proyecto sumaría 178 mil viviendas a Nueva York, aunque requeriría inversiones multimillonarias y décadas de trabajo.
El marco regulatorio
Las restricciones al alquiler de corta temporada se establecieron en la Local Law 18, en vigor desde septiembre de 2023. Entre las normas definidas están la prohibición de alquilar propiedades enteras por menos de 30 días y la exigencia de que el propietario esté presente durante la estadía de los huéspedes. El objetivo era preservar el ya limitado stock habitacional de la ciudad, lo que no se ha traducido en la práctica.
Cuando la regulación comenzó, se estimaba que plataformas como Airbnb ofrecían alrededor de 38,5 mil unidades en alquiler. Aunque el número representaba una fracción del inventario total de más de 1 millón de propiedades, solo 40 mil estaban vacantes, lo que intensificó la presión sobre las aplicaciones.
Cabe señalar que Nueva York no es el único destino que ha adoptado medidas contra el short-term rental. Desde hace algunos años, ciudades como Ciudad de México, Barcelona, París y España en general mantienen una fuerte disputa con Airbnb y compañías similares.
(*) Crédito de la foto: Unsplash