Una casona de estilo Belle Époque, construida en 1914 en el distrito de Barranco, en , y convertida en hotel de lujo en 2013, el Hotel B fue reconocido en agosto pasado con el sello Blue Shield, otorgado por la UNESCO a edificaciones con valor histórico y cultural en todo el mundo. Se trata de otro diferencial del establecimiento, único en la capital peruana que forma parte de la colección Relais & Châteaux.
La historia del hotel es peculiar. En 2010, un grupo de ocho amigos peruanos, todos apasionados por el arte, decidió unirse para restaurar la casa, diseñada por el arquitecto francés Claude Sahut, el mismo responsable de importantes edificios del Centro de Lima, incluido el Palacio de Gobierno.
Restauración para albergar colección de arte
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El edificio había estado abandonado por unos 20 años y requirió tres años de trabajo para ser recuperado por el estudio de arquitectura David Mutal, también con sede en Lima. Desde entonces, pasó a albergar tanto la colección de 432 piezas de arte de los propietarios como la operación hotelera. El acervo incluye desde un tapiz de la cultura Chancay (1200–1470 d.C.) hasta obras contemporáneas, como el cuadro instalado en el bar, firmado por el artista peruano José Tola en 2009.
Expansión prevista para 2027
Con más de una década en funcionamiento, el Hotel B inició un plan de expansión que contempla aumentar el número de habitaciones de 20 a 30, además de incorporar un spa. El proyecto aún se encuentra en fase de planificación y su conclusión está prevista para 2027.
Clasificado como un hotel independiente dentro del nicho boutique, el establecimiento tiene en las agencias de viajes de lujo su principal canal de ventas, responsable del 50% del total, explica Nathalie Yepez, gerente de Ventas del Hotel B. Las ventas online representan el 15%, mientras que las directas alcanzan el 35%.
“Actualmente, nuestros principales mercados son Estados Unidos, Inglaterra, Brasil y México”, detalla Nathalie. “Son clientes instruidos, viajados e interesados en el concepto del hotel”, agrega.
Experiencias como diferencial

Además de la originalidad de la decoración, que combina elementos antiguos y contemporáneos, el Hotel B apuesta por la oferta de experiencias como elemento diferenciador —disponibles para huéspedes y no huéspedes—. Entre ellas, se incluyen clases de cocina peruana, talleres de coctelería (con énfasis en la preparación del Pisco Sour, bebida símbolo del país) y visitas guiadas a las obras, conducidas por un especialista.
Estas experiencias, sumadas al restaurante y al bar, representan el 38% de los ingresos del hotel, mientras que el hospedaje concentra el 52%, complementa Nathalie. El segmento MICE, por su parte, no figura entre las prioridades de la operación. De esta manera, el Hotel B se mantiene como uno de los principales representantes de la hotelería boutique en Lima, combinando preservación histórica, acervo artístico y experiencias diferenciadas.
Crédito de las imágenes: Hotel B